20 de Febrero de 2019
Las medidas de mejora de la calidad del aire tienen un efecto directo en la salud de las personas, más aún en las grandes ciudades. Así se puso de manifiesto en el evento de alto nivel para la Transición Ecológica sobre `La contaminación del aire y su impacto en la salud´, organizado conjuntamente por el Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social y el Ministerio para la Transición Ecológica.
La ministra de Sanidad, Consumo y Bienestar Social, María Luisa Carcedo, ha destacado en la inauguración del acto que la mala calidad del medio ambiente y, en particular, de la contaminación del aire afecta a la salud. Según ha recordado, la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer (IARC, en sus siglas en inglés) indica que la contaminación del aire es un cancerígeno del Grupo 1, al mismo nivel que el tabaco. Carcedo ha recordado que para la Organización Mundial de la Salud (OMS) los factores ambientales son responsables del 20% de la mortalidad total y del 25% de la carga total de la morbilidad.
Por ello, el Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social va a desarrollar la Ley General de Salud Pública `que, entre sus medidas, incluye la creación de una red de vigilancia de salud pública, de enfermedades transmisibles y no transmisibles, que están condicionadas por factores de riesgo ambientales y determinantes sociales´. Esta ley, que se aprobó en 2011 pero su implementación quedó paralizada durante años, también establece la elaboración de un Plan de Salud y Medio Ambiente, que ahora mismo se está redactando `en estrecha cooperación con el Ministerio para la Transición Ecológica´, señaló.
Por su parte, la ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera, quien ha clausurado la jornada, ha hecho hincapié en que los ciudadanos nos están demandando estas medidas. `El Gobierno está comprometido con el bien común y es responsable y realista. Por eso, en el Marco de Energía y Clima que este viernes presentamos en el Consejo de Ministros, se diseña una estudiada senda de reducción de emisiones de 2020 a 2030 que nos permitirá reducir en un tercio las emisiones actuales de nuestro país, también en nuestras ciudades, mejorando la calidad del aire que respiramos´.
En este sentido, ha explicado que todas las administraciones `estamos interpeladas a mejorar la calidad del aire y, así, mejorar nuestra salud. Sin duda, una movilidad más sostenible y electrificada contribuirá a ello, pero las administraciones debemos acompañar a la ciudadanía con mejor transporte público, más zonas verdes, áreas de limitación de emisiones´.
CONTAMINACIÓN ATMOSFÉRICA, EL NUEVO TABACO
Ribera también se ha referido a la contaminación atmosférica como el nuevo tabaco y recordó que cuando en 2010 se amplió la prohibición de fumar a cualquier espacio se generó un importante debate en la ciudadanía y no tardaron en surgir argumentos en contra, que anunciaban significativas pérdidas económicas o esgrimían que la regulación menoscababa las libertades públicas.
Pasados los años, el balance que han hecho los sucesivos Gobiernos sobre la normativa ha sido más que positivo: la aceptación de la ley entre la ciudadanía es mayoritaria, se han reducido los ingresos hospitalarios vinculados al tabaquismo y el número de fumadores –aunque desciende lentamente- está en niveles no vistos en los últimos 30 años. `Lo mismo va a ocurrir con la contaminación atmosférica. Respirar no puede ser una actividad de riesgo´, insistió.
Durante el debate, María Neira, directora de Salud Pública y Medio Ambiente de la Organización Mundial de la Salud (OMS), señaló que la exposición a la contaminación del aire provoca siete millones de muertes prematuras cada año. En este sentido, destacó que `nuestra salud depende de forma importante de una transición a fuentes de energía limpia´. `Las soluciones existen: una planificación urbana que permita caminar, un transporte público asequible y sostenible, desincentivar el uso del coche privado, eficiencia energética en nuestros edificios y fuentes de energía renovables y limpias. Todo esto también es salud´, dijo.
CONTAMINACIÓN QUÍIMICA Y RUIDO
Xavier Basagaña, experto en contaminación atmosférica y salud de ISGlobal, uno de los más importantes `think tanks´ de salud global, dijo que sólo cumpliendo las guías internacionales en cuanto al nivel de actividad física, la contaminación atmosférica, el ruido y los espacios verdes en las ciudades, la mortalidad en las urbes se reduciría un 20 por ciento anual. `Esto significa que podemos hacer mucha prevención controlando estos factores relacionados con la contaminación atmosférica´, señaló.
En esta idea abundó Julio Díaz, experto de la Escuela Nacional de Sanidad, Instituto de Salud Carlos III, para quien `la contaminación atmosférica es algo más que contaminación química, existe también el ruido, que tiene un impacto en la salud, al menos, similar´.
La contaminación atmosférica no sólo produce mortalidad, sino que hay grupos de riesgo que sufren sus efectos. `No hablamos solo de niños y personas mayores, sino, por ejemplo, de mujeres embarazadas´, dijo el experto de la Escuela Nacional de Sanidad. Así, la contaminación atmosférica está detrás de 16% de los partos prematuros y del 13% de los partos de bajo peso. En cuanto a los niños, Basagaña, detalló el resultado de algunos estudios realizados en colegios, que han concluido que la contaminación atmosférica afecta al neurodesarrollo de los niños.
Esta jornada se enmarca dentro del ciclo de eventos de alto nivel para la Transición Ecológica, que se inauguró los pasados 17 y 18 de enero y que reunió en Madrid a las principales voces que marcan la agenda global de cambio climático y desarrollo sostenible. El próximo evento tendrá lugar el 27 de febrero, bajo el título `Energía renovable y transición energética´, y en él participarán Adnan Amin, director general de la Agencia Internacional de Energía Renovable (IRENA), Christiana Figueres, ex secretaria ejecutiva de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, y Teresa Ribera, ministra para la Transición Ecológica.