14 de Marzo de 2016
La COP 21 ha constituido una etapa fundamental en la historia de las negociaciones internacionales sobre el cambio climático. El acuerdo firmado en Paris por 195 Estados ofrece el impulso político necesario para una verdadera ruptura con nuestros modos de producción y de consumo. Tenemos, más que nunca, que reducir nuestro consumo energético, mejorar la eficiencia energética, desarrollar la movilidad y sistemas de propulsión alternativos en el transporte, así como llevar a cabo una mutación en la industria química, etc.
Con la perspectiva de la COP22 que tendrá lugar en Marruecos, la mesa redonda `Construyendo una economía baja en carbono. Propuestas para el éxito de la transición energética en Europa´ organizada por la Cámara de Comercio franco-española de Barcelona este martes 8 de marzo de 2016, en colaboración con ON5 Company y ERDF (red eléctrica de Francia), tenía precisamente como objetivo intercambiar sobre la implicación de todos los actores, ya sean europeos, nacionales o locales, industriales o institucionales, para lograr el éxito en los compromisos climáticos, en la construcción de la transición energética y en el cambio hacia una economía baja en carbono.
España, puente entre Europa y África, donde el acceso a la energía sigue siendo una problemática fundamental, ha tomado numerosas iniciativas para implicarse en esa transición, en particular en términos de eficiencia energética. Comunidades como Cataluña están plenamente involucradas ya que como dice Maria Assumpta Farran, directora del Instituto cátala de la energía `pero...ya no es solo un tema de medio ambiente, ¡es de salud!´.
La democracia energética apuesta por una reapropiación por los ciudadanos de sus vidas energéticas. El consumidor ya no es únicamente el que encarga y compra la energía que utiliza. Se convierte en un actor responsable de la cantidad de energía consumida y en parte relevante del mix energético, porque tiene la oportunidad tanto de comprar la energía de origen limpia como de producirla de forma descentralizada. Cada vez más los hogares se convierten en `consumidores actores´ y se interesan siendo parte esencial de la transición energética, tal y como dice Myriam Maestroni.
Para Michel Derdevet, Secretario general de ERDF, `las redes de distribución de electricidad son el núcleo de esta formidable mutación energética y constituyen un vector de solidaridad entre los territorios, ya sean rurales o urbanos, así como una herramienta para volver a dinamizar la construcción europea´. De esta forma, entre las 12 recomendaciones hechas en el informe remitido a François Hollande, `el desarrollo de un corredor europeo de movilidad propio podría tener sentido para los ciudadanos europeos´. La iniciativa franco-ibérica, lanzada el 23 de noviembre de 2015, cuyo objetivo es instalar puntos de recarga eléctrica en las autovías franco-ibéricas, representa una etapa fundamental.
La Unión Europea, que fue la primera en hacer de la lucha contra el cambio climático una gran política estructural en este último medio siglo, debe más que nunca seguir con esta visión y con dicho liderazgo. Sin olvidar, como decía Ferran Tarradellas, representante de la UE en Barcelona en su presentación, que lo que se quiere es `proveer a los ciudadanos europeos con una energía que esté asegurada, y que sea competitiva y sostenible´.