7 de Febrero de 2013
Últimamente, no solo la prensa o los medios sectoriales, sino toda la prensa española en general, nos despacha todas las mañanas con noticias tremendas acerca del ataque frontal, inmisericorde e intencionado contra el sector de las energías renovables.
Como profesionales de la tecnología con vocación de innovación constante, no podemos entender, ni siquiera haciendo un esfuerzo titánico, como desde las altas esferas del poder político se pueden acometer actos impunes de acoso y derribo contra un sector que ha sido pionero en desarrollo e implantación de tecnologías energéticas a nivel mundial, abriendo una puerta al cambio de modelo productivo en un país dominado tiempos atrás por una burbuja inmobiliaria, de la que unos pocos se han beneficiado y unos muchos ahora padecen sus efectos, que tenía poco de tecnología, nada de innovación y menos de sostenibilidad.
Las empresas y profesionales de las energías renovables en España, han sido y son ejemplo de dinamismo, de adaptación, de innovación e investigación constante, y de emprendimiento productivo en un campo nada fácil como el de las tecnologías energéticas. Todo ello les ha capacitado como profesionales fiables y confiables de primer orden a nivel mundial, interviniendo en multitud de proyectos en todo el mundo en el ámbito de las energías limpias y ayudando a la implantación masiva de este tipo de tecnologías que traerán consigo un nuevo modelo de desarrollo más justo, equitativo y sostenible.
Quizás sea esto último, lo que no interesa a esa casta política, que está dispuesta a acabar con un sector que representa una esperanza para la creación de empleo y para la generación de riqueza sostenible. No interesa que la energía sea un bien asequible, autoadministrable y limpio, que pueda llegar a los rincones más humildes del planeta sin tener que pasar por una caja que siempre tiene los mismos guardianes y cuyos beneficios se reparten entre unos pocos elegidos, no por méritos sino por deméritos hacia la ciudadanía.
No se trata de acabar con los sistemas tradicionales de energía, sino de convivir y adaptarse a los nuevos tiempos que inexorablemente exigen nuevas soluciones, máxime cuando la investigación y los avances tecnológicos nos permiten disfrutar de un nuevo modelo que beneficia a todos socio-económica y ambientalmente. Sobre todo teniendo en cuenta que más del 80% de la población está a favor de las energías verdes. Nadie quiere acabar con nadie, se trata de avanzar e implementar nuevas y mejores prácticas, no solo pensando en los intereses económicos de unos pocos, sino en el bienestar y el progreso de la mayoría.
El tan traído y llevado déficit de tarifa, no es más que un invento político del pasado, para engañar al consumidor haciéndole un regalo envenenado que ahora debemos pagar con creces quienes no lo hemos elegido. No necesitábamos la limosna, ni el paternalismo político que llevó increiblemente a la implantación de esta medida. En su momento se debió explicar a los consumidores que el uso de la energía tiene un coste y que hay que pagarlo. Y a partir de ahí, implementar medidas de eficiencia y ahorro energético que nunca se abordaron. Lo que no es de recibo es que ahora nos hagan pagar un préstamo que los consumidores nunca pedimos y encima sea a costa, no solo de nuestro bolsillo, sino de dinamitar un sector emergente, innovador y sostenible que crea marca de país, genera empleo y crea riqueza dentro y fuera de España.
Que el sector de las renovables ha tenido que apoyarse en un sistema de primas para poder competir y avanzar, nadie lo niega. Pero alguien debería explicar que esas primas han revertido de manera importante en la caja común y en la sociedad, dando paso a un sector con amplias capacidades de desarrollo y de progreso para el país. Y alguien debería explicar que gracias a esas ayudas, de las que han disfrutado no solo en España, sino en otros países, las tecnologías renovables se han desarrollado hasta tal punto que a día de hoy tienen un coste mucho más reducido que en sus inicios debido a la investigación e innovación constante, que algunas de las tecnologías ya compiten sin primas y que otras lo harán no tardando mucho, permitiéndonos disfrutar de un sistema energético que no se cargue el planeta, a un coste asequible.
Y por supuesto, no debemos olvidar que hay que exigir a quién procede, el cumplimiento de los planes de la Unión Europea en materia de energías renovables, porque no es de recibo ver como países que tienen menos potencial que España en la materia están apostando firmemente por las energías verdes, creando una industria alternativa que no tenían y que aquí teníamos y hemos estado desmantelando. Y siendo esto importante, tampoco debemos olvidarnos de exigir que se actúe responsablemente de cara a lograr disminuir la dependencia energética del exterior, que esa sí, nos crea un déficit difícilmente asumible y que sería fácilmente remediable permitiendo a las energías verdes ocupar el lugar que les corresponde.
A nuestros queridos profesionales y empresarios de las energías renovables le toca aguantar otra embestida más y superarse de nuevo. Estamos seguros de que lo harán como siempre han demostrado, porque saben hacerlo innovando, investigando, invirtiendo y trabajando en un sector que es y será de futuro, le pese a quién le pese. Y porque tienen de su lado a la mayor parte de la opinión pública, la que importa, la de los consumidores de energía. Y por supuesto los que creemos que se puede generar crecimiento y empleo de forma sostenible, responsable y aportando valor añadido a la sociedad, seguiremos trabajando por vosotros.
Redacción Ecoindus