21 de Septiembre de 2011
Nuevos informes del FMI y diversos organismos internacionales nos alertan del frágil crecimiento de la economía mundial para 2012. Un dato poco alentador, si lo damos por fiable, después de cuatro largos años de crisis y tensiones financieras en las principales economías del mundo, que no han sabido o no han podido responder con certeza al reto económico y de desarrollo al que ha sido sometidas por causa de diversos factores.
Uno de los factores de preocupación constante para el equilibrio de las cuentas públicas y privadas, es el tema energético. La excesiva dependencia del petróleo y de fuentes de energía poco eficaces, contaminantes e incluso algunas como la nuclear, altamente peligrosas, deberían hacer reaccionar de una vez por todas a los gobiernos e instituciones internacionales, para proveer escenarios rotundamente favorables a la implantación generalizada de nuevos modos de producción de energía en todos los ámbitos, basados en el desarrollo de las energías renovables.
Medidas legislativas y normátivas, contundentes y rotundas que de una vez por todas posibiliten la implantación generalizada de unos tipos de energía que han demostrado fehacientemente su viabilidad ambiental, técnica y económica, únicamente lastrada por los intereses de los grandes lobbies energéticos, petroleros y financieros, que se resisten a un cambio brusco que les pueda dejar fuera del nuevo tablero de juego y en el que están tomando posiciones poco a poco, para tratar de implantar su egemonía en estos nuevos escenarios económicos e industriales que ineludiblemente formarán parte del nuevo orden ecónomico mundial.
Esta ralentización hace que se esté desaprovechando una oportunidad inmejorable de desarrollo económico, industrial y social, en unos momentos como los actuales, en los que las principales economías están estancadas o con débil crecimiento y los países en desarrollo tienen a su alcance una oportunidad irrenunciable de ser beneficiarios y partícipes de los nuevos modelos de desarrollo.
Las implantación generalizada de los distintos tipos de energías renovables, sería un revulsivo económico sin precedentes, máxime cuando en estos momentos hay en muchos países una necesidad imperiosa de dinamizar el mercado laboral, que crearía una multitud de nuevos puestos de trabajo y de oportunidades de negocio, que a su vez generarían nuevas necesidades de productos y servicios, en una cadena en la que un desarrollo más justo y sostenible sería posible y redundaría en importantes mejoras económicas y sociales.
Pero no solo los gobiernos y las instituciones deben ser los promotores de estas medidas y a quienes exijamos el fomento y promoción de las mismas. También los ciudadanos a nivel individual o colectivo, deben ser partícipes y hacerse responsables de generar unos beneficios de los que todos participamos, tomando la iniciativa de interesarse por la instalación de sistemas de energías renovables en nuestras viviendas, negocios y lugares de ocio en los que necesitamos del uso de la energía para nuestra actividad cotidiana.
El cambio, remodelación o nueva instalación de un sistema de energía, es un momento propicio para informarnos de las ventajas tanto técnicas y ambientales, como ecónomicas de una instalación de energía renovable en sus multiples variedades y aplicaciones, que siempre nos proporcionarán soluciones limpias, sostenibles, innovadoras y avanzadas, para un disfrute y comodidad que también deben estar comprometidos con un desarrollo económica, ambiental y socialmente sostenible.
Ahora es la mejor hora, para comprometernos entre todos y pedir compromiso a todos los implicados, en un nuevo modelo de desarrollo en el que convergen las necesidades, con los beneficios que autogeneran esas necesidades convertidas en hechos y realidades. Comprometernos con las renovables, las actividades medioambientales, el reciclaje o el transporte sostenible, es fomentar un modelo de desarrollo en el que invertimos en nosotros mismos y en el que esa inversión vuelve a nosotros en forma de beneficios económicos, de progreso, medioambientales y sociales, que en este momento más que nunca podemos y debemos alcanzar.