16 de Marzo de 2011
El temor mundial a un nuevo desastre nuclear en Japón, después de la devastación de Chernobil en el siglo pasado, ha vuelto a poner en tela de juicio la seguridad de las centrales nucleares ante circunstancias extremas, que en ocasiones son minimizadas sin tener en cuenta la superioridad brutal de la naturaleza, frente al ingenio del ser humano.
Los daños provocados en varias centrales nucleares de Japón, tras el devastador terremoto y el posterior tsunami, acaecidos la pasada semana, mantienen en vilo a una población que debe enfrentarse no solo a las fatales consecuencias derivadas de la pérdida de vidas humanas, desaparecidos y destrucción generalizada en varias zonas del país, sino también y por si fuera poco esta trágica situación, a una incertidumbre nacional sobre una posible contaminación nuclear de consecuencias incalculables, a tenor de la cada vez más desesperante situación en varias de estas centrales, donde los sucesos derivados de la precariedad sobrevenida en las instalaciones tras el terremoto, acontecen a cada momento con una gravedad e incertidumbre crecientes.
Este hecho ha reabierto el debate social entorno a la seguridad nuclear y la conveniencia de este tipo de instalaciones, que una vez más se muestra vigente tras graves sucesos y que deben escuchar y analizar políticos, técnicos y científicos que no deberían obviar el potencial peligro que entraña para la vida este tipo de energía, al volverse incontrolable por la tecnología y la mano del hombre, ante sucesos extremos como los acontecidos en Japón y sobrevenidos ante la impotencia e incapacidad de control humano sobre los mismos.
Ante esta díficil coyuntura, la sociedad vuelve a poner en primera línea de actualidad, un debate acerca del módelo energético actual y futuro a seguir, pensando no solo en la tan traída y llevada siempre rentabilidad económica, sino en modelos de producción energética sostenible y sobre todo segura. No olvidando que la rentabilidad se acaba donde empiezan los desastres.
Varios gobiernos occidentales ya han tomado cartas en el asunto, poniendo a trabajar la prudencia, en la toma de decisiones concernientes a las medidas de seguridad y vida útil de instalaciones nucleares asentadas en varios paises, donde ya se han ordenado revisiones técnicas y operativas, así como revisiones de caracter estratégico sobre el mix energético y su composición, volviendo a poner en primer plano a las energías limpias. Unas energías que han demostrado sobradamente su viabilidad tecnica y económica en el contexto general de un tipo de desarrollo sostenible, que implica a todas las partes involucradas en el sistema, tanto de forma activa como de forma pasiva y que continuamente nos ofrecen nuevas fórmulas y soluciones tecnológicas e innovadoras, que abren un amplísimo abanico de posibilidades de producción de energía respetuosas con el medio ambiente, la salud y la seguridad de las personas.
En este escenario mundial, los mercados financieros están castigando seriamente a compañias cotizadas, con intereses en las nucleares y desviando los aportes de capital hacia compañias relacionadas con las energías renovables, observándose movimientos especulativos de importancia, al primar fuertemente a algunas de estas compañias, que han visto revalorizarse sus títulos en algunos casos por encima del 25% en una sola sesión.