10 de Julio de 2012
En todo el mundo, la fabricación anual de productos de alta tecnología como ordenadores, teléfonos móviles, tabletas y otros dispositivos eléctricos y electrónicos, utiliza grandes cantidades de oro y plata (320 y 7.500 toneladas, respectivamente) valorados en 21 billones de dolares.
Cuando estos productos lleguan al final de su vida útil y se convierten en residuos electrónicos, menos del 15% de estos metales preciosos se recuperan para su reutilización. El resto se descarta, con el potencial riesgo ambiental y para la salud que esto implica.
Este fue el mensaje emitido por expertos participantes en un reciente encuentro organizado en Ghana por la GeSI (Iniciativa Global para la Sostenibilidad) y la UNU (Universidad de Naciones Unidas), dirigido a responsables políticos y pequeñas empresas.
Según los expertos, está aumentando el uso de metales preciosos para la fabricación de productos de alta tecnología. Por ejemplo, en 2001 la producción de productos eléctricos y electrónicos consumió el 5,3% (197 toneladas) del suministro de oro en el mundo y en 2011 esa cantidad ascendió al 7,7% (320 toneladas). En esa misma década, el precio de la onza de oro se disparó cinco veces, pasando de estar por debajo de los 300 dolares, a más de 1.500 dólares la onza.
Sin embargo, globalmente, menos del 15% del oro contenido en los residuos electrónicos es recuperado para su reutilización. Más allá de la oportunidad económica de recuperar residuos de gran valor como oro y plata, cobre, estaño, cobalto, paladio y otros metales preciosos, otro gran problema es que estos aparatos terminan en los vertederos o se exportan a países en vías de desarrollo para la eliminación, sin las debidas garantías ni condiciones técnicas y de salubridad con lo que se crean grandes riesgos ambientales y para la salud.
La recuperación de plásticos en los residuos electrónicos es otro tema importante. Una tonelada de plástico producido mediante el reciclado requiere sólo una décima parte de agua y energía y produce de una a tres toneladas menos de emisiones de dióxido de carbono (CO2) que la fabricación de plástico nuevo. Por ejemplo, reciclando sólo la mitad de los plásticos contenidos en los residuos electrónicos procedentes de la Unión Europea, se podrían ahorrar unos 5 millones de kilovatios/hora de energía y reducir las emisiones de CO2 en 2 millones de toneladas.
Según el Dr. Ruediger Kuehr, Secretario Ejecutivo y coordinador, de la iniciativa de la UNU en Bonn (Alemania), StEP (Soluciones para los Residuos Electrónicos), "necesitamos recuperar materiales valiosos para continuar con la fabricación de productos. Un día, probablemente más pronto que tarde, la gente se preguntará por esas costosas ineficiencias y como podemos ser tan poco visionarios con el despilfarro de los recursos naturales."