4 de Agosto de 2011
El Sol es la fuente de energía más importante de nuestro planeta, tan importante que nuestra supervivencia depende total y absolutamente de él. La energía radiada por la fusión de los átomos de hidrógeno es la base de todos los procesos fotosintéticos, que a su vez son la base de la cadena trófica, con lo que la energía solar se convierte en la principal fuente de energía para la vida. Además, también es la responsable de la mayor parte de los fenómenos meteorológicos, otra importante fuente para el abastecimiento energético humano. Y sin embargo aún no hemos sido capaces de centrar en él nuestro progreso.
A pesar de que nuestro país alberga 32 de las 50 mayores plantas solares del mundo (entre ellas las dos más grandes, localizadas en Puertollano y Olmedilla, que generan potencias de 70 y 60 MW respectivamente), este tipo de energía aún ocupa un lugar casi insignificante en el cómputo global. Según datos publicados por Red Eléctrica de España, propietaria de casi la totalidad de las líneas de alta tensión de nuestro país, tan solo el 3,1% de la energía eléctrica consumida en la península en el último año provenía del aprovechamiento directo de la energía solar: un 2,6% de plantas fotovoltaicas y un 0,5% de centrales termosolares. En total, dos tercios de la energía consumida en ese mismo periodo provenían de fuentes no renovables, lo que significa que aún estamos muy lejos de alcanzar unas cifras que reflejen un consumo y un desarrollo responsable y sostenible.
Para plantar cara a estos datos se están llevando a cabo proyectos que demuestran que las ciudades solares son posibles. El que mejores resultados ha arrojado hasta ahora es Sonnenschiff, un pequeño barrio alemán que produce cuatro veces más energía de la que necesita para el abastecimiento de sus vecinos. Esta hazaña se ha logrado gracias a una correcta planificación de las construcciones, que se orientan de forma que los numerosos paneles solares que cubren los tejados reciban la luz del sol de forma óptima. Por si esto no fuera suficiente, la construcción incluye otras soluciones para que la vida en el vecindario resulte lo más ecológica posible. Entre estas se encuentran el uso de depuradoras que reciclan el agua de lluvia, con la que después se riegan los jardines, el empleo de aguas grises como suministro para los cuartos de baño y la instalación de calderas de astillas (biomasa) para alimentar la calefacción en invierno. Además, las paredes llevan sistemas de aislamiento al vacío (el mejor aislante térmico y acústico), y otros que aprovechan las corrientes de aire para mejorar la ventilación en verano y permitir la entrada de calor en invierno.
Todos los edificios de Sonnenschiff se han construido siguiendo el estándar Passivhaus, desarrollado en Alemania a principios de la década de los 90, y cuyo propósito es reducir drásticamente la necesidad de calefacción y refrigeración, manteniendo siempre excelentes niveles de confort. Esto se consigue diseñando las casas de forma que la eficiencia energética sea máxima, con unos niveles de aislamiento y hermeticidad excepcionales. Las medidas no son ninguna tontería, pues el ahorro energético alcanza hasta el 90% si las comparamos con los edificios tradicionales. Además, la norma es aplicable tanto a viviendas residenciales como a edificios comerciales, industriales y públicos.
En cuanto a la producción energética, aunque el sistema empleado no es demasiado innovador, sí que lo es la planificación de las obras para que éste alcance un rendimiento óptimo. En nuestro país ya es obligatorio instalar paneles solares en los tejados de todas las viviendas de nueva construcción. Sin embargo estos se instalan con el único objetivo de cumplir con la normativa, descuidándose todos los aspectos que radican en una mayor eficiencia. Una pena si tenemos en cuenta que España es uno de los países más soleados de la Unión Europea.
Fuente: tecmovia