7 de Diciembre de 2019
Las Áreas Marinas Protegidas permiten la conservación de hábitats costeros como los arrecifes de coral, los manglares y los humedales, logrando reducir la vulnerabilidad de estos ecosistemas frente al cambio climático. El Ministerio para la Transición Ecológica ha organizado, durante la celebración de la COP 25, una mesa redonda para debatir sobre el importante papel que juegan las Áreas Marinas Protegidas (AMP) para frenar los efectos del el cambio climático.
Entre los ponentes estaba Peter Thomson, enviado especial para el Océano de la Secretaría General de Naciones Unidas, que ha destacado que `las Áreas Marinas Protegidas son una buena parte de la solución para reducir la presión sobre el océano y una herramienta para proteger ecosistemas´. El establecimiento de redes de AMP es clave para mantener la resiliencia al cambio climático.
Protegen hábitats costeros como los arrecifes de coral, los manglares y los humedales, logrando reducir la vulnerabilidad de estos ecosistemas frente al cambio climático. Además, favorecen el secuestro de carbono, inmovilizando así gases de efecto invernadero. Estas áreas sufren también los efectos del cambio climático pero, al mismo tiempo, proporcionan zonas de menor estrés, mejorando la capacidad de los organismos marinos para adaptarse al cambio climático, permitiéndoles migrar y escapar de ciertas presiones.
Además, pueden ser utilizadas como laboratorios de investigación científica para ayudar a identificar los efectos del cambio climático.
Durante la jornada se han presentado ejemplos concretos sobre experiencias que confirman el valor que representan las AMP como espacios fundamentales para luchar contra el cambio climático. En la misma, además de Peter Thomson, han participado Itziar Martín-Partida, subdirectora general para la Protección del Mar del MITECO, y en representación del gobierno de Chile, país que preside la COP, Cristian Laborda, consultor para países iberoamericanos.
EL MAR, UN ALIADO ANTE EL CAMBIO CLIMÁTICO
El calentamiento global ya es de un 1 °C con respecto a los niveles preindustriales a causa de las emisiones de gases de efecto invernadero pasadas y presentes.
Las consecuencias sobre los océanos se traducen en un calentamiento de sus aguas, un aumento de su acidez y una reducción de su productividad. Para conservar los valores ecológicos de los océanos se han establecido las Áreas Marinas Protegidas, una prioridad a nivel internacional, tal y como estableció la Meta 11 de Aichi, que fijó como prioridad que los Estados firmantes del Convenio de Diversidad Biológica declararan antes de 2020 el 10 % de su superficie marina como protegida.
Las AMP ofrecen soluciones basadas en la naturaleza para apoyar los esfuerzos globales hacia la adaptación y mitigación del cambio climático.
En ese sentido, el proyecto LIFE IP INTEMARES coordinado por el Ministerio para la Transición Ecológica a través de la Fundación Biodiversidad, busca consolidar y ampliar los espacios marinos de la Red Natura 2000, la mayor red del mundo para la conservación de la biodiversidad, y conseguir una gestión eficaz, con la participación activa de los sectores implicados y con la investigación como herramienta básica para la toma de decisiones.
Con más del 12 % de la superficie española marina protegida, España cumple ya la meta de Aichi. Participan como socios del proyecto la Dirección General de Sostenibilidad de la Costa y del Mar del MITECO, el IEO, la Confederación Española de Pesca, SEO/BirdLife y WWF-España.