23 de Febrero de 2012
El primero en hablar de sostenibilidad fue Hans Carl Von Carlowitz, en su libro de Silvicultura económica (1713). Apareció como el primer tratado completo sobre la economía forestal. Es considerado el padre de la silvicultura y utilizó, por primera vez en este libro, el término sostenibilidad (nachhaltigkeit).
El concepto de sostenibilidad aparece durante el siglo XVIII como consecuencia de la escasez de madera en la región de Sajonia, provocada por la gran devastación de territorios durante la Guerra de los Treinta Años y una masiva utilización de los recursos madereros en las minas.
El término sostenibilidad fue recuperado por la Comisión Bruntland en el Informe “Nuestro Futuro Común” en 1987 y posteriormente por los acuerdos de la Cumbre de la Tierra de Río de Janeiro (1992).
Se entiende como desarrollo sostenible el objeto de definir proyectos viables y de conciliar los aspectos económicos, sociales y ambientales de las actividades humanas. Tres pilares fundamentales que deben tenerse en cuenta por parte de las comunidades, tanto de empresas como de personas.
En los últimos años ha habido una sucesión de ingentes aportaciones para tratar de esclarecer y desarrollar el concepto de sostenibilidad.
Para Federico Martín Palmero, en su tesis "Desarrollo Sostenible: Concepto, Evolución, Modelos y Sistemas de Medición", los antecedentes inmediatos en la materia surgieron históricamente en Europa y proceden de iniciativas impulsadas exclusivamente por la comunidad científica y no por autoridades o poderes públicos. La primera de ellas se concretó en el Programa Biológico Internacional, puesto en marcha en 1964.
El objetivo principal del programa consistió en movilizar al mayor número posible de investigadores y sus medios técnicos, para estudiar tanto los componentes de un ecosistema como para explicar y entender el funcionamiento del mismo en su totalidad.
Hoy más que nunca el término sostenibilidad, es usado como sinónimo de un modelo de desarrollo incipiente en el presente e imprescindible en el futuro más inmediato, en base a proteger al ser humano y su habitat natural, sin renunciar a un desarrollo tecnológico, económico y social coherente, digno y no destructivo.