8 de Mayo de 2013
La innovación es la clave para alcanzar los principales objetivos propuestos, como son la reducción de las emisiones de CO2 en un 80% y el incremento del bio-valor de la producción en un 50%. Para ello no son suficientes las actuales tecnologías disponibles ni siquiera las tecnologías emergentes. Será necesario desarrollar e implantar en las próximas cuatro décadas tecnologías rompedoras.
Para dar ese salto tecnológico el sector ha puesto en marcha el proyecto paneuropeo Two Team, en el que dos equipos de técnicos y científicos del más alto nivel trabajan en competición para identificar a lo largo de 2013 las tecnologías rompedoras que se desarrollarán e implantarán en los dos próximos ciclos de inversión hasta el 2050. España es uno de los países más activos en este tránsito hacia la bioeconomía.
En el 2050 las fábricas de la cadena del papel serán biorrefinerías a partir de madera y de fibra reciclada que, haciendo un uso altamente eficiente de su materia prima, fabricarán celulosa, papel y cartón, bioenergía y biocombustibles, biocomposites y toda una serie de nuevos productos a base de fibra forestal (textiles, cosméticos, farmacéuticos…).
El sector fabricará toda una nueva generación de bioproductos de fibra de madera como telas, tapicerías, moquetas, cortinas y todo tipo de textiles; productos cosméticos, farmacéuticos y de limpieza; pinturas, barnices, adhesivos y aislamientos; anticongelantes y líquido limpiaparabrisas; recubrimientos de fibra óptica, carcasas para teléfonos y tabletas, baterías, pantallas y displays, etc.
También se reinventarán los actuales productos papeleros dando paso a embalajes inteligentes que te dicen si la fruta está madura o si has tomado o no la medicina; productos higiénicos y sanitarios de altas prestaciones con nuevas soluciones para bébés y para la tercera edad; papeles gráficos integrados con soluciones informáticas y otros.
En el futuro los recursos serán cada vez cada más escasos y cada vez será mayor la competencia por acceder a ellos. Europa, altamente deficitaria en materias primas, encuentra en la fibra de madera cultivada en plantaciones, una oportunidad para el desarrollo de una bio-industria de vanguardia, con un sistema circular de residuos cero.
Europa dispone de buenas condiciones climáticas para el cultivo de madera y superficie baldía disponible por el abandono de labores agrícolas y ganaderas, todo ello unido a un gran desarrollo de los sistemas de recogida y reciclaje de papel y cartón. Si China inventó el papel hace dos milenios, Europa está inventando el papel del tercer milenio.
Hoy las industrias de la cadena del papel parten de un recurso natural y renovable como la madera, que se cultiva en plantaciones gestionadas sosteniblemente. A partir de ella se fabrica un amplísimo abanico de productos que son después reciclados masivamente. En España se está ya recuperando para su reciclaje el 74% de todo el papel y el cartón que se consume. Y la industria papelera española es la segunda mayor recicladora de Europa, solo por detrás de Alemania en volumen de papel reciclado.
Cuando tras ser recicladas una y otra vez, esas fibras de madera se han deteriorado, se utilizan de nuevo una vez más como bio-combustible o se valorizan como materia prima en otras industrias como la cementera, cerámica, o en la fabricación de materiales aislantes.
La industria de la cadena del papel tiene además gran experiencia en integrar actividades y en obtener sinergias de esa integración. Cuenta con una experiencia crucial en el reciclaje de papel, tiene un amplio conocimiento sobre cuestiones clave como la silvicultura, el procesado de la fibra, la química de la madera y el movimiento de grandes volúmenes de biomasa. Asimismo el sector cuenta con el conocimiento, la logística y los sistemas necesarios para situarse como pieza central de la nueva bioeconomía.