13 de Febrero de 2013
Las políticas energéticas de Suecia se apoyan en la innovación tecnológica, han conseguido que la reducción de emisiones sea rentable y resultan beneficiosas para el consumidor. La Agencia Internacional de la Energía (AIE) se hace eco de los fundamentos del éxito de la economía verde en Suecia y añade una serie de recomendaciones para seguir mejorando, en un informe sobre políticas energéticas de diferentes países, publicado el 6 de febrero de 2013.
Suecia es una de las economías con menores emisiones de carbono de los países de la OCDE. Entre sus ambiciosos objetivos en materia energética figuran el de lograr que su parque automovilístico sea independiente de los combustibles fósiles en 2030 y conseguir un balance neto “cero” de emisiones de gases de efecto invernadero en 2050. Suecia deberá identificar ahora de qué manera y con qué tecnologías conseguirlo al menor coste y con el menor riesgo para su seguridad energética.
Quién contamina, paga
Su sistema de certificados verdes de electricidad, ahora común con Noruega, ha logrado incrementar de forma sostenida la generación renovable sin aumentar el coste para el consumidor. A día de hoy, la generación eléctrica sueca apenas emite carbono y los combustibles fósiles suponen una aportación muy baja al mix energético nacional. Todo ello logrado gracias a la rigurosa aplicación de una tasa del CO2 en los sectores excluidos del mercado de carbono de la UE.
El país afronta todavía varios retos, a pesar del éxito de sus políticas: su consumo eléctrico per capita es elevado y sigue en aumento y ha decidido reemplazar sus reactores nucleares al concluir su periodo de vida útil. La mayor parte de sus emisiones de CO2 provienen del sector transporte (petróleo) y de la industria (carbón).
Trabajo duro por un modelo energético sostenible
El informe de la AIE recomienda a Suecia, entre otras medidas, que sus mercados y políticos trabajen en una visión común sobre el mix energético y la innovación tecnológica del futuro; que invierta en eficiencia energética en todos los sectores económicos, incluyendo el autoconsumo, redes eficientes, edificios pasivos, industria y calefacción; que lidere acciones regionales, como el mercado minorista Nórdico, muy beneficiosas para desarrollar infraestructuras renovables comunes a varios países.
La bioenegía es la energía más utilizada en Suecia, con 136 TWh (terawatios hora), lo que supone un 31,6 % del mix energético. Después se sitúa el petróleo, con 113,9 TWh y una cuota del 30%. Los valientes políticos de Suecia se enfrentaron a los lobbys de las energías fósiles en la década de los noventa. Desde 1991, las emisiones de CO2 se han reducido en un 9%, mientras que el PIB se ha incrementado en un 50%. Actualmente Suecia tiene una tasa de paro del 8,1% y una dependencia energética del 37%.