31 de Enero de 2011
Después de 40 años de vertidos, las organizaciones ecologistas se han felicitado por su cese el pasado 31 de diciembre. Sin embargo, consideran que la situación merece el compromiso de todos para que estos “residuos industriales tóxicos y ligeramente radiactivos” –como los ha definido Bruselas – no queden acumulados para siempre en las marismas. Ecologistas en Acción, Greenpeace y WWF recuerdan que ahora existe una oportunidad para gestionarlos correctamente, ya que Fertiberia, la principal empresa responsable, tiene medios económicos más que suficientes para hacerlo.
La solución de ingeniería propuesta por el Ministerio de Medio Ambiente y la Junta de Andalucía descarta la eliminación de los residuos y pretende únicamente controlar y estabilizar la situación actual. Las ONG consideran que esto es a todas luces insuficiente y que parece estar más adaptado a los planes de la empresa que a lo que los ciudadanos y el medio ambiente onubense necesitan. Los ecologistas recuerdan que esta medida ya se realizó hace años en una parte de la zona de vertido y actualmente se muestra inútil para aislar del agua y la erosión a los fosfoyesos, que siguen vertiéndose a la ría del Tinto. Resulta evidente que “el caso de contaminación industrial más grave de Europa” no puede solucionarse con una simple capa de tierra.
Deslocalización del problema
Aunque en Huelva ya no se viertan fosfoyesos, las ONG recuerdan que la empresa compra el material ya procesado en Marruecos (según diversas fuentes en el Sáhara Occidental), donde sus residuos son arrojados directamente al mar. Fertiberia, como empresa europea, debe ser responsable y exigir buenas prácticas también a sus proveedores.
El cese de los vertidos también debería suponer una oportunidad para generar nuevos empleos verdes en Huelva. “Fertiberia debe elaborar un plan de empleo para que los trabajadores afectados participen en las tareas de descontaminación. Este plan ha sido exigido en varias ocasiones al Gobierno andaluz sin haber obtenido todavía una respuesta”, ha declarado Miren Gutiérrez, directora ejecutiva de Greenpeace.
“WWF exige que los terrenos sean devueltos a su estado original como marisma, para lo que no es suficiente el proyecto de recuperación actual, y que el coste sea íntegramente asumido por la empresa que ha contaminado la marisma desde hace cuatro décadas”, ha declarado Juan Carlos del Olmo, Secretario General de WWF España.
“Habrá que descontaminar la zona y establecer un sistema permanente de vigilancia de la contaminación del suelo, el aire y el agua, que sea accesible al público. Por ello, la solución propuesta de cubrir con tierra y otros materiales los fosfoyesos está totalmente desaconsejada y supone la peor de las alternativas posibles en cuanto a la descontaminación”, ha concluido Francisco García de Ecologistas en Acción en Huelva.