11 de Enero de 2013
Hablar de brotes verdes en estos tiempos, está más asociado al ámbito de la política y la economía, que a conceptos medioambientales o ecológicos. En realidad al hablar de brotes verdes, se trata de comunicar un mensaje de incipientes señales que desembocarán en una abundante cosecha en forma de bonanza económica.
Pero esa cosecha y esos brotes no nacerán por ciencia infusa, sino por haber trabajado árduamente el terreno con anterioridad y haber sembrado las semillas adecuadas al ambiente, al terreno y darles los tratamientos precisos. Si trasladamos estos conceptos al ámbito socio-económico, nos encontramos con que pocas de estas cosas se están haciendo y que por ende, los resultados ni serán en forma de abundante cosecha, ni los tan ansiados brotes serán tan siquiera verdes.
Hablamos siempre (y no nos cansamos de ello) de la salida de la crisis, por la vía de la llamada economía verde. No es el único camino, evidentemente, pero desde luego es uno de los que sí o sí, nos llevarán por la senda de un nuevo crecimiento basado en un desarrollo más sostenible desde el punto de vista socio-económico y medioambiental.
Desde hace años, el desarrollo de actividades económicas ligadas al medioambiente, ha ido creciendo de forma sostenida, pero inconexa. Muchos sectores, muchas actividades y muchísima más burocracia, han hecho que, unido al desconocimiento general, la evolución de estas actividades haya sido más lenta y difusa de lo que las propias capacidades de los sectores implicados ofrecia.
Actualmente y en los últimos años, la proliferación de estudios, investigaciones y divulgación referentes a temas medioambientales y de cambio climático directamente vínculados a nuestro modo de vida y desarrollo, han hecho que surja una concienciación ciudadana colectiva y una necesidad perentoria de adecuar nuestro desarrollo al cuidado de nuestro entorno y la racionalización de las condiciones socio-económicas en el ámbito local y global.
Todo esto ha hecho que las agendas políticas de buena parte del mundo, estén llenas de iniciativas, planes y desarrollos tendentes a la implantación masiva de las prácticas sostenibles en el ámbito del desarrollo económico y social, que ha dado especial relevancia a las actividades ligadas al medio ambiente y a la sostenibilidad. Como resultado de estas iniciativas, han surgido nuevas actividades, tecnologías, productos y servicios que se engloban en lo que se ha dado en llamar el macrosector de la "ecoindustria".
Un macrosector que engloba actividades ligadas a la gestión de residuos y reciclaje, energías renovables, eficiencia energética, medio ambiente (forestal, agro, agua, aire, etc.), ecoservicios, construcción y arquitectura sostenible, ecodiseño y servicios dedicados a la ecoindustria.
Muchas de estas empresas y profesionales han hecho bien su trabajo a lo largo de estos años, a pesar de la ineficiencia administrativa de las instituciones y de las muchas trabas y complejidades burocraticas a las que son sometidos. Por no hablar de la incoherencia de ciertas decisiones políticas más encaminadas a destruir que a crear. A pesar de todas las dificultades muchos sectores y actividades de la ecoindustria han sabido investigar e innovar en sus procesos, llegando a ser líderes internacionales y haciendo llegar sus soluciones sostenibles a muchos lugares y ciudadanos del mundo que antes no hubieran podido ni soñar con tener ciertos servicios básicos para el desempeño de un modo de vida digno.
Es momento de valorar la contribución de todos los sectores de la ecoindustria al bienestar colectivo y al desarrollo socio-económico sostenible, exigiendo a nuestros gobernantes la racionalización de las medidas, la simplificación burocrática y administrativa, el cumplimiento de las agendas, y la apuesta decidida por la economía verde de forma efectiva.
Si se buscan brotes verdes, la ecoindustria es su mejor exponente, porque ha trabajado previamente y ha sembrado optimamente un campo bien trabajado, que ahora da sus frutos. Siempre innovando, siempre investigando, estas empresas y profesionales nos ofrecen cada día los mejores y más eficientes productos y servicios para que podamos exigir un desarrollo acorde con las nuevas capacidades y los nuevos tiempos de cambio. Para que podamos exigir, ahora sí, un auténtico desarrollo sostenible.
Redacción Ecoindus