16 de Julio de 2013
Utilizar la biomasa que dejan los productos hortofrutícolas para la realización de biocombustibles, bioplásticos o para hacer materiales de la construcción biológicos. Estos bioproductos darán lugar a nuevos mercados, nuevos trabajos y nuevas capacitaciones y Almería podría ser líder a nivel europeo e internacional si utiliza y saca partido de la ingente cantidad de biomasa que sale de los invernaderos.
Ese es el diagnóstico que ha hecho Alfredo Aguilar, experto en esta materia y miembro de la Comisión Ejecutiva de la Federación Española de Biotecnología, que ha participado en el curso de verano de la UAL sobre la sostenibilidad del sector agrícola.
Aguilar ha explicado que la biotecnología es la utilización tecnológica de los fundamentos de la biología y la química. Dicho de otra forma, es la manipulación sostenible y ordenada de los seres vivos para producir sustancias.”Es un arcoiris porque puede ser roja (sanitaria) blanca (industrial) verde (agrícola) o azul (recursos marinos)”, ha dicho. La bioeconomía va un paso más allá. Es la forma en cómo esas tecnologías pueden ser transformadores de las sociedad, creando nuevos puestos de trabajo y convirtiendo a la UE de nuevo en líderes tecnológicos a nivel mundial.
La crisis, señalaba este experto, es un “acicate” para ahondar en el camino de la investigación y la innovación dirigida a nuevos puestos de trabajo, nuevos trabajos y nuevas empresas.
Para Aguilar, hay que diferenciar investigación –que necesita apoyo sustancial en presupuesto- de la innovación, que es básicamente una actitud mental. “Es bueno que haya una cierta presión que se busquen nuevas soluciones para viejos problemas”, ha explicado, señalando que es muy probable que la Unión Europea apruebe en las próximas semanas un partenariado público privado sobre bioindustrias dotado con 4.000 millones de euros. “Debemos subirnos a ese tren, porque el futuro dicta producir de una forma más sostenible, viendo con qué recursos contamos y cómo debemos gestionarlos”.