13 de Junio de 2011
Tras la reciente crisis desatada en Alemania, provocada por la infección por bacteria E. Coli, parece que ha quedado finalmente despejado el horizonte de las dudas, que se cernían sobre los alimentos hortofruticolas españoles y más concretamente sobre el pepino cultivado fundamentalmente en regiones del sur de España y que habitualmente proveen de frutas y hortalizas a toda Europa. Dejando atrás la confusión provocada por las inexactas noticias y afirmaciones provenientes, de estamentos públicos germanos y el desconcierto causado al consumidor, no está de más ensalzar la magnífica labor realizada por los productores hortofruticolas españoles, cuyas empresas y explotaciones, son un claro ejemplo de innovación y aplicación sostenible de la tecnología al campo de la producción de alimentos naturales.
A continuación reproducimos un extracto del interesante post escrito por Enrique Dans, profesor de Sistemas de Información en IE Business School, en su blog, aludiendo a la perfecta combinación entre naturaleza y tecnología, en la producción de alimentos.
Según Enrique Dans: " La agricultura intensiva bajo plástico que se desarrolla en el Sur de España es lo más avanzado que la combinación de tecnología y naturaleza ha podido generar hasta el momento. Podríamos definirla como el auténtico “estado del arte”, con un balance en cuanto a productividad, sostenibilidad, coste, generación de empleo e impacto ambiental absolutamente insuperable. Abandonemos los tópicos que rodean al sector y al país, y centrémonos en los datos: tras varias décadas de experimentación contínua, hablamos de una industria con unos niveles de control y trazabilidad del producto superiores a los existentes en ningún lugar del mundo: al investigar precisamente la reciente crisis del pepino, pudimos comprobarlo. En escasas horas tras la primera alarma, las autoridades españolas tenían cumplida información de la explotación exacta de la que habían partido cada uno de los lotes de pepinos objeto de la alerta (injusta). Sin embargo, al intentar seguir su marcha por la cadena de distribución, la trazabilidad se perdía. ¿Dónde? Precisamente en tierras germanas. No solo esto, sino que los laboratorios germanos que supuestamente tenían que cultivar, secuenciar e identificar la cepa de E.coli responsable de la intoxicación fueron manifiestamente incapaces de hacerlo. De nuevo, el mito del control y la exactitud germana, por los suelos.
Vamos con datos: en la actualidad, el cultivo bajo plástico supone la manera más sostenible de producir legumbres y hortalizas. Existen pocos casos de mejor balance entre agricultura ecológica e intensiva. El 44% de las más de treinta mil hectáreas dedicadas a cultivo bajo plástico en Andalucía son de cultivo biológico, en porcentajes que van desde el 100% en el caso de los pimientos, al 25% en el del tomate o los calabacines. Cultivos que recurren a control biológico mediante insectos en lugar de pesticidas, con una enorme reducción del uso de fertilizantes en beneficio de sistemas de compostaje natural, una optimización radical del uso de agua de riego, unos elevadísimos y rigurosos niveles de certificación e inspección en los procesos de los agricultores, e incluso una importante reducción de la huella de carbono merced a la praxis agrícola. Para una caracterización exhaustiva de la explotación hortícola de la zona, puede recurrirse a estudios como el realizado por la Fundación para la Investigación Agraria en la Provincia de Almería y la Fundación Cajamar.
Anualmente, se producen en los invernaderos andaluces alrededor de 2.500 millones de kilos de hortalizas. El 65% de ellas se destinan a su consumo en el exterior, fundamentalmente Alemania, Francia e Inglaterra. Andalucía se ha convertido, gracias en gran medida al uso responsable de la tecnología, en la auténtica huerta de Europa, superando con creces al viejo esquema que apuntaba a la localización de las actividades primarias o extractivas en países con economías típicamente deprimidas y con bajos costes laborales unitarios. En algunos años, es posible que la agricultura de muchos lugares del mundo, incluida por supuesto la alemana, empiece a llegar al nivel de productividad, ecosostenibilidad, control, trazabilidad y certificación que a día de hoy tiene la agricultura andaluza."
enriquedans.com