16 de Diciembre de 2019
Con ocasión de la COP 25 en España, en estos días se ha escuhado que es `Tiempo de Actuar´. Y no sólo de revisar los avances desde París o Katowice, sino incluso de incrementar la ambición global, en la lucha contra el cambio climático.
El sector del transporte público lo tiene claro desde hace mucho tiempo y está dispuesto a seguir liderando la necesaria descarbonización hacia 2050. Esto es posible si hay capacidad de definir, a nivel global, pero contando con las ciudades; actores clave, una hoja de ruta consistente, planificada y con la gobernanza y recursos necesarios.
En línea con lo que propone la Unión Internacional de Transporte Público en su campaña ONEPLANet (http://oneplanet.uitp.org), según Dionisio González, Director Unión Internacional de Transporte Público, es preciso que la movilidad urbana sostenible, basada en el transporte público como columna vertebral, sea protagonista de los Planes de Clima de los 196 países que participan en la COP 25. Los resultados de los que ya lo han hecho están ahí, son objetivos e incontestables, desde el punto de vista medioambiental, pero también económico y social.
Para ello, es crítico:
- Priorizar el diseño de calles, centrado en las personas, para mejorar la calidad del aire, mediante una adecuada planificación urbana. Caminar y desplazarse en bicicleta deben ser las primeras opciones de movilidad en una ciudad, basadas en un sistema de transporte público integrado. Los modos activos no solo son buenos para la salud pública, sino que, además, no generan emisiones.
- Reforzar el papel del transporte público como columna vertebral de todos los servicios de movilidad, combinado con modos compartidos y a la demanda. Esta redefinición del transporte público es necesaria para proporcionar viajes puerta a puerta, que reduzcan la necesidad de utilizar el coche.
- Garantizar incentivos financieros y un marco regulador adecuado, para facilitar la transición energética. Los gobiernos deben proporcionar esquemas de incentivos al sector de la movilidad urbana, para que pueda invertir en vehículos y tecnologías limpias, que reduzcan las emisiones.
- Asegurar el acceso y uso de fuentes de energía limpia, a fin de reducir, aún más, la huella de carbono. El transporte público es ya un sector de bajas emisiones que, sin embargo, continúa innovando para reducir su huella de carbono.
En definitiva, se trata, como decía Gonzalo Muñoz, High-Level Champion de la COP 25, durante las sesiones temáticas de transporte hace unos días en Madrid, de dejar de mover aire, es decir, cambiar el enfoque de vehículos y tecnologías a personas y ciudades.
`Las señales de esperanza se multiplican. La opinión pública está despertando en todas las partes del mundo. Los jóvenes, nuestro futuro, muestran un notable entusiasmo y una movilización sin precedentes. Pero necesitamos voluntad y liderazgo político´.
En 2015, sólo el 36% de los países incluían proyectos y medidas de transporte público en sus Contribuciones Determinadas a nivel Nacional (NDCs). En los nuevos objetivos que cada país fijará en 2020, todos los Gobiernos deben incluir inversiones en infraestructuras y servicios de transporte público, como pilares de su estrategia de salud y cambio climático.
Dionisio González, Director de Unión Internacional de Transporte Público afirma: `El sector del transporte público está comprometido a liderar la acción climática global. Con el apoyo adecuado, se puede lograr eliminar las emisiones netas de gases de efecto invernadero para 2050 de manera rentable. ¡Cuenten con nosotros! ¡Tenemos un Planeta y tenemos un Plan!´.